TRES. De la muy increible transformación de dependienta de grandes almacenes, a persona semihumana.

El día que fuí a la Kedada de Artileak hice una visita a unos grandes almacenes. Para mí entrar en esos edificios es como atravesar la Laguna Estigia. Y subir a la planta de Mercería como atravesar el Séptimo Anillo del Infierno (Bueno. No. Que eso es de Dante. ¡Bah! ¡vamos a dejarlo! )El caso es que en la séptima planta topome con una dependienta entre Gorgona y Arpía. No se si me explico...

Tras cruzar unas breves palabras y casi caer fulminada por su mirada de Basilisco conseguí rescatar un auténtico ganchillo tunecino y un pobre y único ovillo de lana merina 100% y que compré con un sustancial descuento. Al fin de cuentas era un ovillo abandonado, fruto de una devolución y que me ponía ojitos como de doncella secuestrada. Epico ¿No?

Todo este rollo para pediros, oh posibles lectoras que trabajais cara al público, que antes de despedazar a ancianas taciturnas, penséis que tras una fachada de polvoriento ser ancestral, puede esconderse una blogera compulsiva y vengativa. (Que noooo. Que ya se que vosotras no sois de esas)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

q buena pinta tiene sa chaqueta de ganchillo tunecino, ideas por si se acaba la lana??? ufff!!! ese es siempre mi terriblemiedo cada vez q empiezo algo y nunca encuentro solución (q poca ayuda te doy)

Anónimo dijo...

Ni idea de cómo puedas continuar, pero te deseo mucha suerte, porque el punto es precioso.

Las vendedoras... son terribles. Conté en un post hace varios meses cómo terminé comprando un estambre horrible porque la dependienta no se me salía de al lado. Me sentí tan presionada que compré cualquier cosa.