En cada casa se hacen las mermeladas de una manera. Yo utilizo una receta que me enseñó una amiga que vivió una temporada en Rusia.
Después de recolectar las frutas (vale ir al mercado, no hay que exagerar) se limpian de rabos, huesos y magulladuras y se dejan reposar con la mitad de azucar de su peso durante una noche.
La fruta habrá liberado líquido. Es pectina. Depende de qué fruta sea tendrá más (como fresas, moras...) o menos líquido (como este caso, madroños).
Se pone la cazuela al fuego y se deja hervir sólo un minuto. Dejamos reposar y repetimos el proceso al día siguiente. Si la mermelada es aún muy líquida podemos hacer este ciclo un par de días más. Así la mermelada no pierde tanto color. Se trata de sustituir tiempo de fuego por tiempo de espera. Mi amiga me contó que las amatxos (y aitatxos) rus@s retiran líquido de la cazuela para guardarlo en botellas en la nevera y utilizarlo como refresco rebajado con agua. (Tiembla Coca-cola.)
Los madroños tienen un montón de pectina así que no hay que esperar mucho para comer. Con esta mermelada rellenaré un bizcocho. :)
Detrás de la cuchara está mi segunda cosecha de lino de este año. Y detrás el parque. Y detrás la ciudad. Y detrás la ranasapo. Y más detrás, quizá HAYDEE. Y luego las abuelas de la plaza de mayo...y vosotras... y ...