En hilvanes.

Antes de nada me presentaré. Mi nombre no es Penélope, por supuesto. Tampoco tengo 102 años pero sí que soy acuario y caballo. Desde que era pequeña recuerdo que por casa siempre había una labor de punto comenzada dando vueltas por todos lados. Mi madre era muy creativa (tuvo siete hijos) y tejía un montón. Especialmente recuerdo un par de calcetines. Suavísimos, de lana jaspeada marrón, perfectos en el talón y en la puntera... Bueno eso uno, porque el otro jamás lo terminó. El segundo calcetín dormía en el interior del ovillo, con las cinco agujas asomando. En teoría eran para mi hermano mayor, que me llevaba ocho años, pero la última vez que los ví noté que a mí ya me hubieran quedado pequeños. Nunca le pregunté a mi madre por qué no los remató. Sólo quedaba la puntera... Ahora la entiendo mejor. Yo también tengo trescientos trabajos sin concluir. Bueno, ha sido por esos calcetines por lo que me he decidido a arrancar este bitácora. Me los ha recordado los Swapetines fantásticos que he encontrado en vuestros blogs. Eso y un mimo genial que Themis me ha regalado... ¡aún sin tener dónde colocarlo!. Tampoco se muy bien cómo funciona esto de los mimos, ya me enteraré pero tendrá que ser mañana porque hoy ya se me ha acabado el tiempo que le puedo dedicar a escribir .
Me llamo Bego y tengo 42 soleados inviernos.